Carta de un lector de El País: La crisis se terminaría instantáneamente si las cosas tuvieran el precio que deberían tener, o sea, el que tenían antes de la entrada del euro y de la burbuja inmobiliaria. Así de simple. Si un café valiera 60 céntimos, una caña de cerveza 70 céntimos, un menú cinco euros, una cena en un restaurante 22 euros, un litro de gasolina 70 céntimos y un piso medio en Madrid o Barcelona 130.000 euros, nadie hablaría de crisis.
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