un restaurante situado en pleno barrio de Las Letras de Madrid, permite probar quesos que van desde lo más cercano del Tou dels Til-lers de Cataluña hasta lo más remoto del Gouda Viejo Holandés, con la ventaja de que cualquiera se puede acercar a su carta y leerla, porque está escrita en braille. El propietario del restaurante, Cristian Sainz, es invidente desde que a los 18 años tuvo un accidente de coche y, al no llevar el cinturón puesto, recibió un golpe de cristales. Según comentó, la idea ha tenido éxito.
|
etiquetas: invidente , restaurante