No siempre las historias de éxito repentino tienen un final feliz, y si no que se lo pregunten a Damien Vasta. En sólo unos meses, este hombre de negocios australiano de 40 años pasó de repartir paquetes con su furgoneta y preparar pizzas a codearse con los grandes ejecutivos del negocio de las aerolíneas comerciales como director operativo de Air Australia, una compañía que bajo su mando tardó únicamente cuatro meses en declararse en quiebra.
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