Pat Tillman era típico un héroe americano. Murió defendiendo a su país en la guerra en Afganistán. Después del 11-S, dejó de lado un contrato de 3,6 millones de dólares con los Arizona Cardinals de la NFL para alistarse en el Ejército Norteamericano. La administración Bush lo convirtió en un mártir de su causa, un hombre que había dado su vida por la causa de su gobierno. El problema es que, como se supo después, Tillman odiaba la guerra en la que estaba. Y murió por fuego estadounidense. Bush mentía.
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