Margaryta se llevó una sorpresa mayúscula cuando se puso ante el espejo una mañana de esta primavera. La razón de los picores en su cara nada más levantarse era una infección cutánea en la frente y la barbilla que supuraba pus. Y una alergia bajo el ojo izquierdo “que parecía que me habían dado una paliza la noche antes”, cuenta ella misma. Pero no sabía todavía que su asombro se iba a tornar en desesperación pocos minutos después
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