Siete empresas, la mayoría 100% públicas pero alguna compartida con socios privados; 47 directivos con una retribución media bruta de 90.400 euros, pérdidas en algunas y reparto de la ganancia con socios privados en otras. Restos del sueño Olímpico, una sociedad cáscara para gestionar la M30, una empresa para la vivienda que ya no puede construir. Es lo que queda del entramado societario que alimentó el ex ministro de Justicia para seguir acumulando deuda.
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