Debido a la falta de regulaciones y legislación, la vigilancia ubicua va mucho más allá de la simple identificación biométrica y ahora se centra en los comportamientos, incluido el análisis pre-crímen. Las expresiones faciales, los movimientos oculares, el andar, la respiración, etc., se aplican a los algoritmos de inteligencia artificial para detectar el estado de ánimo, la personalidad y las emociones.
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