D.: Planteas que la resignación, el “no hay nada que hacer”, se imprime en el carácter en edades muy tempranas. ¿Cómo sucede esto? Y.G.V.: Es un tema complejo y requiere mucho desarrollo para ser comprendido en profundidad. En síntesis, diríamos que la infancia representa un largo proceso de desarrollo tanto físico como emocional y social, y no es tan ‘ideal’ como se ha pintado.
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etiquetas: frustración emocional , resignación