Parece bastante posible que el Gobierno presente el proyecto de Ley de Presupuestos para 2016 para que las Cortes Generales lo aprueben antes de su disolución. Esa decisión es un error político, pero también se trata de un fraude constitucional aunque Moncloa practica un continuo juego que sitúa al Gobierno constantemente al borde de la Constitución.
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