Los cuatro jóvenes, que tenían en ese momento entre 15 y 17 años, mataron a golpes a un juez de línea durante un partido en 2012. Ya habían sido condenados por la justicia a dos años de prisión. Un quinto joven, que reconoció su responsabilidad en la acción y mostró arrepentimiento, ha recibido una suspensión de cinco años. La víctima, Richard Nieuwenhuizen, de 41 años, y cuyo hijo jugaba en el encuentro, pudo caminar por su propio pie hasta la cantina del campo, pero se sintió indispuesto y fue trasladado al hospital, donde falleció.
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