La 55ª edición de la final del campeonato nacional de fútbol americano vivirá una fiesta muy distinta a la de años anteriores, tanto dentro del Raymond James Stadium de Tampa que va a albergar el partido como fuera. No habrá multitudes en las gradas (se limitará el aforo), ni en las calles, pero sí se cumplirán otras tradiciones como las reuniones de amigos en casa para hincharse a alitas de pollo y cerveza como si se fuera a acabar el mundo. Y esto, según se temen los expertos, es un problema.
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