"Las emisiones de gases de efecto invernadero debidas a la actividad humana superan ya la cantidad que puede ser sustraída por los sumideros naturales, como los océanos, por lo que aunque no aumentasen, no se estabilizarían las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, sino que seguirían aumentando. Es algo así como el agua de una bañera, que si el grifo echa más agua que la que el desagüe puede sacar el nivel subirá, aunque no se abra más el grifo..."
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