"Eso nunca será un tren", le espetó un profesor de la Escuela de Caminos a Alejandro Goicoechea cuando conoció uno de los primeros esbozos de lo que después sería el Talgo. El 2 de marzo de 1950 empezó a rodar de forma regular cuando el jefe del Estado, el dictador Francisco Franco, inauguraba el modelo Talgo II con un viaje entre Madrid y Valladolid
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