El deporte del fútbol está acabado porque no puede sostener de sí mismo que sea nada más que una máquina extractora de dinero que da igual de dónde provenga y cómo se consiga, siempre que sea legal. Y tan legal es llevarse una comisión millonaria, sugerir que el rey emérito puede ayudar porque entre comisionistas todo vale o lapidar y decapitar a seres humanos. Sí, aquí es legal ser comisionista. Allí es legal que el Estado apedree hasta la muerte a seres humanos. ¿Qué puede haber de malo en cruzar esas dos legalidades?
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