El F-22 Raptor estaba llamado a convertirse en la joya de la corona de la Fuerza Aérea estadounidense del siglo XXI. Sin embargo, el riesgo que su pilotaje supone para la salud de los pilotos lo ha convertido en un aparato de exhibición que no puede alejarse demasiado de las bases del ejército, por si tiene que hacer un aterrizaje de emergencia. De hecho, algunos de los 200 pilotos asignados al programa del F-22 Raptor han solicitado ya el traslado a otro destino ante los a problemas que presenta la aeronave.
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