Las televisiones autonómicas dan empleo directo a unas 10.000 personas, aunque sus pérdidas superan los 1.700 millones de euros. En prácticamente todas las comunidades puede sintonizarse un canal propio, financiado en su mayor parte con recursos públicos. Sólo Cantabria, Castilla y León, Navarra y La Rioja han renunciado a contar con una televisión autonómica. Con mejor o peor fortuna, estas televisiones se han hecho un hueco en las audiencias, pero su alto coste hace peligrar su futuro.
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