Tras sus cuatro paredes descansan miles de objetos. Desde zapatos y ropa, hasta jaulas o casetas para perros. Es el típico establecimiento en el que se entra solo a mirar y a los cinco minutos la cesta está repleta. Es como el buscador 'google' transformado en negocio a pie de calle: si no está en los chinos, no existe. En definitiva, es El Corte Chino, que ayer levantó la persiana en el centro comercial Artea.
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