Estaba sentado el otro día delante de mi ordenador cuando me acordé que tenía que llamar por teléfono a un compañero. Descolgué el auricular y marqué el número de memoria. Me contestó un tipo con muy mal humor diciendo: - “¿Qué quiere?”. - “Soy Ignacio Martínez, ¿podría hablar con Roberto Espárrago?”dije amablemente. - “Te has equivocado, gilipollas”, me respondió y acto seguido colgó.
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