Emborrachar un bizcocho es sencillo. Sólo tienes que invitarle a salir de copas. El problema es que los bizcochos beben como esponjas y te puede salir carísimo. Además, ¿quién tiene entrañas para comerse luego a un compañero de copas? Como no están los tiempos para dispendios económicos ni éticos innecesarios os propongo este plan alternativo que soluciona el problema con una copa de vino, sobaos y chocolate.
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