Jugar con el dolor ajeno es fácil, pero hacerlo como instrumento con el que obtener réditos es, sencillamente, perverso. ¿Qué sentido tiene reunir a la familia de Marta del Castillo Casanueva en un foro para hablar de cadena perpetua?, ¿qué es lo que el padre y la madre de Marta pueden aportar más allá de la experiencia desgarrada de sus vidas?, ¿cómo se puede jugar con su dolor para justificar y amparar unas reformas legislativas...
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