Que una mujer sea feminista no significa que en el sexo no quiera que la empotren contra una pared, la estiren del pelo y le susurren obscenidades al oído. Y, que un hombre sea feminista, no significa que tenga que tocar a su compañera de cama como si se fuera a romper y ponerse a llorar con cada orgasmo. El feminismo aspira a la igualdad de derechos, no a la igualdad a secas ni a amalgamar lo femenino con lo masculino.
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