Para un preso su estancia en una prisión puede convertirse en un calvario. El paso del tiempo, la incertidumbre de cuándo saldrá... Y si a eso se le añade la imposibilidad de los agentes que lo custodian de abrir la puerta de la celda, la pesadilla está asegurada. Esta situación la vivió uno de los detenidos de la comisaría de la Ertzaintza en Lakua el pasado martes, cuando al acudir los policías a sacarlo de la celda se encontraron con que la cerradura estaba atascada.
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