“Se trata de un ataúd que es de hecho un organismo fabricado con base en la estructura vegetativa de los hongos, los mayores recicladores de la naturaleza”, explica. El féretro fue utilizado recientemente por primera vez, elegido como último habitáculo por una señora de 82 años cuyo cuerpo estará totalmente descompuesto en un lapso de entre 2 y 3 años, proceso que dura más de una década en un ataúd clásico de madera. Y de hecho el ataúd viviente se descompone aún más rápido, entre 30 y 45 días, frente a los más de 10 años que necesitan...
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