La semana pasada sonaba el teléfono de Dani Valero, director de Mooring Port Services S.L. Al otro lado de la línea se oyeron voces conocidas de la comunidad portuaria. En el muelle se decían cosas sobre el despido de tres amarradores, y querían saber cómo se iba arreglar el asunto. Valero fue tajante: “Imposible. No van a volver”. Se equivocaba. Dos semanas después de que los tres amarradores fueran despedidos por desobedecer una orden que consideraron que les ponía en riesgo, la empresa se ha visto obligada a recular y readmitirlos a todos.
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