En la pobreza encontramos la primera trampa ideológica de los ricos que debemos desmontar. No hay pobreza, hay pobres. Y estos pobres lo son porque hay ricos que acumulan más de lo que deben. La segunda trampa ideológica: la justificación de que los ricos acumulen más de lo que deben. Aquí es donde entra el siguiente eje a deconstruir: la meritocracia. Los tenedores de grandes fortunas se justifican a sí mismos mediante el mérito.
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