Los satélites han detectado poderosas erupciones solares en los últimos dos meses, pero este fenómeno se ha registrado durante más de un siglo. El 10 de septiembre de 1886, a la edad de sólo 17 años, un joven astrónomo aficionado que utilizaba un modesto telescopio observó desde Madrid uno de estos destellos repentinos en una mancha solar. Escribió sobre lo que vio, hizo un dibujo y publicó los datos en una revista científica francesa.
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