Emma Goldman: La Superstición Política - Robert Graham

¡Feliz 150º Emma!

Una cosa que Donald Trump está demostrando a diario es que la mentira y el engaño siguen siendo, como siempre, la clave del éxito político, algo que Emma Goldman señaló en su ensayo de 1910, "Anarquismo: What It Really Stands For", el ensayo principal de su clásica colección de escritos, Anarchism and Other Essays. El 27 de junio se cumple el 150 aniversario del nacimiento de Emma. Qué apropiado entonces honrar su legado con este extracto de "Anarquismo", en el que escribió: "No hay más que tener en cuenta el proceso de la política para darse cuenta de que su camino de buenas intenciones está lleno de trampas: tirones de cable, intrigas, halagos, mentiras, engaños; de hecho, argucias de todo tipo, con las que el aspirante político puede alcanzar el éxito". Incluí selecciones de Emma Goldman en los volúmenes uno y dos de Anarquismo: A Documentary History of Libertarian Ideas.

Políticos - Bufones o Pícaros

¿Qué muestra la historia del parlamentarismo? Nada más que el fracaso y la derrota, ni siquiera una sola reforma para mejorar la tensión económica y social del pueblo. Se han aprobado leyes y se han hecho promulgaciones para la mejora y la protección del trabajo. Así, el año pasado se demostró que Illinois, con las leyes más rígidas para la protección de las minas, tuvo los mayores desastres mineros. En los Estados donde prevalecen las leyes de trabajo infantil, la explotación de los niños es máxima, y aunque con nosotros los trabajadores gozan de plenas oportunidades políticas, el capitalismo ha alcanzado el cenit más descarado.

Incluso si los trabajadores pudieran tener sus propios representantes, por los que claman nuestros buenos políticos socialistas, ¿qué posibilidades hay de que sean honestos y de buena fe? No hay más que tener en cuenta el proceso de la política para darse cuenta de que su camino de buenas intenciones está lleno de trampas: tirar de los cables, intrigar, adular, mentir, engañar; de hecho, argucias de todo tipo, con las que el aspirante político puede alcanzar el éxito. A ello se añade una desmoralización completa del carácter y de las convicciones, hasta que no queda nada que haga esperar nada de semejante despojo humano. Una y otra vez, el pueblo fue lo suficientemente tonto como para confiar, creer y apoyar con su último centavo a los aspirantes a políticos, para luego verse traicionado y engañado.

Se puede afirmar que los hombres íntegros no se corromperían en el molino político. Tal vez no; pero tales hombres serían absolutamente incapaces de ejercer la más mínima influencia en favor del trabajo, como se ha demostrado en numerosos casos. El Estado es el amo económico de sus servidores. Los hombres buenos, si es que los hay, se mantendrían fieles a su fe política y perderían su apoyo económico, o se aferrarían a su amo económico y serían totalmente incapaces de hacer el más mínimo bien. La arena política no deja ninguna alternativa, hay que ser un zopenco o un pícaro.

La superstición política sigue dominando los corazones y las mentes de las masas, pero los verdaderos amantes de la libertad no tendrán más que ver con ella. En cambio, creen con Stirner que el hombre tiene tanta libertad como esté dispuesto a tomar. El anarquismo, por tanto, defiende la acción directa, el desafío abierto y la resistencia a todas las leyes y restricciones, económicas, sociales y morales. Pero el desafío y la resistencia son ilegales. Ahí está la salvación del hombre. Todo lo ilegal requiere integridad, autoconfianza y valor. En definitiva, exige espíritus libres e independientes, "hombres que sean hombres y que tengan un hueso en la espalda por el que no se pueda pasar la mano".

El propio sufragio universal debe su existencia a la acción directa. Si no fuera por el espíritu de rebeldía, de desafío por parte de los padres revolucionarios norteamericanos, su posteridad todavía llevaría el abrigo del Rey. Si no fuera por la acción directa de un John Brown y sus camaradas, América seguiría comerciando con la carne del hombre negro. Es cierto que el comercio de la carne de los blancos sigue existiendo; pero eso también tendrá que ser abolido por la acción directa.

El sindicalismo, la arena económica del gladiador moderno, debe su existencia a la acción directa. Hace poco que la ley y el gobierno han intentado aplastar el movimiento sindical y han condenado a los exponentes del derecho del hombre a organizarse a la cárcel como conspiradores. Si hubieran tratado de hacer valer su causa por medio de compromisos, el sindicalismo sería hoy una cantidad insignificante. En Francia, en España, en Italia, en Rusia, e incluso en Inglaterra (véase la creciente rebelión de los sindicatos ingleses) la acción directa, revolucionaria y económica se ha convertido en una fuerza tan fuerte en la batalla por la libertad industrial como para que el mundo se dé cuenta de la tremenda importancia del poder del trabajo. La huelga general, expresión suprema de la conciencia económica de los trabajadores, era ridiculizada en América hace poco tiempo. Hoy, toda gran huelga, para triunfar, debe darse cuenta de la importancia de la protesta general solidaria.

La acción directa, que ha demostrado su eficacia en el plano económico, es igualmente potente en el ámbito del individuo. Allí, cientos de fuerzas invaden su ser, y sólo la resistencia persistente a ellas lo liberará finalmente. La acción directa contra la autoridad en la tienda, la acción directa contra la ley, la acción directa contra la autoridad invasora y entrometida de nuestro código moral, es el método lógico y coherente del anarquismo.

¿No conducirá a una revolución? Sí, lo hará. Ningún cambio social real se ha producido sin una revolución. La gente, o no conoce su historia, o no ha aprendido todavía que la revolución no es más que el pensamiento llevado a la acción.

Emma Goldman

Traducido por Jorge Joya

Original:Emma Goldman: The Political Superstition