En muchos sentidos, la productividad tóxica es la forma moderna de designar la adicción al trabajo, pero tiene nuevos matices. La productividad tóxica es el deseo insano de querer ser productivo a todas horas y a toda costa. Es la necesidad de exprimirte al máximo, en casa o en la oficina, para dar más de lo que te exigen. “Si estás siempre intentando hacer más cosas para no sentirte culpable, eso es productividad tóxica”, asegura Milasas.