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El lector que jamás leyó un solo libro
Hay lugares que determinan nuestra actitud. Uno puede estar en una iglesia, ocasionalmente, incluso sin ningún interés en la religión, sino más bien para cumplir con compromisos protocolares, y sentir que el silencio y el respeto, aunque sean fingidos, se imponen.
Algo similar, pero de un modo inverso, ocurre en los sitios festivos. Uno asume una predisposición a la alegría, que puede o no ser engañosa, pero que finalmente se va apoderando de nuestro estado de ánimo hasta que se vuelve real.
Algo similar, pero de un modo inverso, ocurre en los sitios festivos. Uno asume una predisposición a la alegría, que puede o no ser engañosa, pero que finalmente se va apoderando de nuestro estado de ánimo hasta que se vuelve real.
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