¿Cuántas veces nos ha pasado? Estás inmerso en una película que te encanta, y de repente, en la escena más intensa de todas, parte del público se echa a reír. Son risas tímidas, desorientadas, pero aún así te indignan. A veces uno no conecta con un dramón, y le da la risa tonta. Otras veces, no pillamos lo que el director nos quiere decir. La mayoría de las veces, nos reímos porque algo nos pone nerviosos, porque no somos capaces de entenderlo.