Este investigador cree que la palabra hebrea tsela, que aparece varias veces en el Génesis del Antiguo Testamento, no se debe traducir como costilla, sino que más bien es una expresión que hace referencia a “los miembros que salen del cuerpo humano en posición erecta“. Como hombres y mujeres tienen la misma cantidad de costillas (de donde, en teoría, proviene Eva), así es como los antiguos israelitas intentaron explicar la singularidad del pene humano” (uno de los pocos mamíferos que no tiene un báculo (hueso peneano), explica Zevit.