Hablamos de una nonagenaria que vive sola en Moià, un pequeño pueblo de Cataluña, y recibe una carta inesperada entre los folletos publicitarios y las facturas típicas de su buzón. La carta, escrita con una caligrafía de otra época, llena de vértices y curvas, anacrónica, vigorosa, pertenece a un autor emergente y afamado: alguien con el viento de cara. Esta carta le recuerda a la anciana algo que lleva años intentando olvidar: quién es ella, cuál es su nombre, cuál ha sido su historia. Esta carta le molesta. Y la deprime.