La ideología, ya se sabe, siempre complica las cosas: ni machismo, ni feminismo; ni de derechas, ni de izquierdas; ni fascistas, ni antifascistas. Es el mismo consejo de ciertos pedagogos contra el adoctrinamiento a los niños en la ideología de género: para qué van a aprender esas tonterías, si con la doctrina católica ya van que chutan.