“Todo lo que quiero hacer es relajarme, pero no sé cómo”, dice una mujer antes de ingresar a un peculiar cubículo armado en medio de la calle, en el que se ofrece “terapia gratis”. Provista de audífonos, una apacible voz le pide que se siente de forma cómoda, que cierre los ojos y respire profundo. “Escuche el ronroneo de un gatito feliz”, prosigue la voz, mientras el característico sonido felino comienza a sonar.