Lo más espectacular del asunto es cómo se elimina la pintura vieja: el avión se rocía (cuidadosamente, eso sí, protegiendo las partes delicadas y las partes sin pintura) con disolvente que, en una noche, deshace la pintura roja — la cual a la mañana siguiente se ha desecho y ha “chorreado” del avión al suelo, donde yace convertida en una especie de sopa pastosa. [vía microsiervos]
|
etiquetas: avión , pintura