Solo quedan una docena de "vírgenes juradas" en el mundo, una antigua tradición balcánica en la que las mujeres viven como hombres. "Albania era un mundo de hombres, la única forma de sobrevivir era convertirse en uno", explica Gjystina Grishaj. Cuando tenía 23 años y vivía en las montañas del norte de Albania, tomó una decisión que cambiaría su vida. Hizo voto de celibato y prometió vivir el resto de su vida como un hombre. La familia de Gjystina vive en la región de Malesi e Madhe, en Lepushe, en el norte de Albania, desde hace más de un sigl
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