En un país de arraigada tradición de propietarios (sobre todo entre las generaciones más mayores) puede pasarse por alto esta realidad. De hecho, se está registrando un creciente número de ciudadanos mayores de 65 años que, tras haber vivido toda su vida en régimen de alquiler, se plantean ahora adquirir una vivienda con hipoteca. En ocasiones, se encuentran con dificultades para pasar el casting como inquilino y, en otras, se enfrenta al reto de pedir una hipoteca por el plazo del préstamo bancario.
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A mi favor: retirada con una pensión muy superior a la pensión media. Familia de buen nombre en la zona. Sin niños.
En mi contra: tengo dos gatos.
Mi búsqueda de alquiler fue surrealista. Uno de los posibles caseros llegó a amenazarme con coger su escopeta y sacarme a tiros de la casa si no le dejaba entrar cuando a él le diera la gana. Y no es coña.
No quiero ni imaginarme lo que tiene que ser buscar un alquiler para alguien de 25 años con un sueldo inestable.
Yo estoy aquí mandando noticias a todas horas para pagar el alquiler a duras penas.
Y no, no tengas envidia de quien sufrió un infarto (entre otras cosas que no quiero nombrar) a los 45 años.
Si ganas poco dinero, pero tienes un trabajo estable, al final podrás reunir dinero para el depósito e ir pagando poco a poco. Si tienes que cambiar de ciudad cada x años, si ganas bastante dinero, siempre puedes comprar y vender o alquilar e ir acumulando un buen parque de viviendas. El problemas es cuando tienes un salario bajo e inestabilidad. Y ahí es donde mucha gente no tiene más remedio que alquilar y, al estar los alquileres tan altos, entran en un bucle del que no pueden salir.
¿También será culpa suya por casarse mal?