Aguanté hasta que pasó el mes y les pedí que se marcharan, entonces empezaron a insultarme y me amenazaron delante de la niña», relata. «Un día él me sujetó los brazos y ella empezó a darme patadas. Cogí a mi hija y me marché, dejando todas las cosas en el piso. Luego llamé a la Policía, que se presentó allí, los identificó, pero ni los detuvo ni los echó a la calle. Sólo me dijeron que no podían hacer más y que denunciara», se lamenta Paola, nacida de Bolivia, que reside en España desde los 14 años.