La versión clásica de esto es la empleada para anunciar artículos alimenticios como “sólo el 5 % de materia grasa“ o similares. A primera vista, todos asumimos que este producto, per se, es más sano, o que nos facilitará controlar la línea. No obstante, muchos pasteles bajos en grasas, por ejemplo, están cargados de azúcar, y una porción puede contener tantas calorías como otras alternativas normales en grasas. Es decir, lo que nos venden como una ventaja puede no serlo, a la luz de un análisis exhaustivo de ventajas-inconvenientes...