A priori, quedarte mirando al infinito sin hacer nada puede chocar frontalmente con el concepto de productividad. Sin embargo, según la ciencia, estás abriendo un nuevo espacio en tu cerebro en el que asentar conocimientos o combinar elementos abstractos que se convierten en ideas creativas. Contra todo pronóstico, parece que esas pequeñas vacaciones que le damos al cerebro en forma de soñar despierto –lo que comúnmente se conoce como quedarse embobado— permite activar partes del cerebro implicadas en la generación de ideas y en el aprendizaje.
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