El militar y activista argelino Mohamed Benhlima, condenado a diez años de prisión en su país por sus denuncias públicas de la corrupción de los altos cargos militares del Ejército y por su participación en el movimiento popular de protesta Hirak, ha ingresado en el CIE de Zapadores, en Valencia. A pesar de contar con el apoyo de organizaciones como Amnistía Internacional, el Ministerio del Interior ha declinado concederle el asilo, una petición que el militar y activista había cursado, también sin éxito Francia.
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