La macroplantación de droga era regentada por una banda de albaneses. Contaba con balsas de riego, placas solares para abastecerse de energía y un campamento para vigilar constantemente el enclave. El perímetro lo controlaban con puestos de vigilancia camuflados en la maleza, desde los que tenían a la vista todos los accesos posibles a la finca. Texto vía shorturl.at/dAIX6
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