Al meterme en el calabozo, un policía me señala un botón en el barrote, y me dice que si necesito algo, que lo pulse... Las paredes estaba decoradas con grafitis hechos con mierda, las mantas, pareciera que tuvieran vida y que se podían poner a reptar en cualquier momento, había unas colchonetas que olían a pies encima de un murete para poder tumbarse, pero yo no me atrevía a tocar eso. Estaba solo, apenas entraba la luz en la celda, comenzaron a traer gente, gente muy chunga, no me preocupaban, soy vigilante de seguridad y sabía cómo capear...
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