La cocaína y otras drogas son tan adictivas debido en parte a su interacción celular, que fuerza a células cerebrales a crear fuertes recuerdos que encadenan al sujeto a la droga y le empujan a comportamientos compulsivos. Un nuevo estudio muestra que el uso de cocaína en ratones lleva a la formación de sinapsis por un arquitecto inesperado: un tipo de células llamadas astrocitos. El equipo de la Universidad de Pittsburgh ha demostrado que los astrocitos responden a la experiencia de la cocaína promoviendo la formación de nuevas sinapsis.
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