La piel, el órgano más extenso del cuerpo humano, desempeña un papel crucial en nuestra comunicación con el mundo exterior. En este contexto, el masaje emerge como una técnica que va más allá de la mera manipulación física. La aplicación de movimientos suaves y rítmicos en el cuerpo del niño es una práctica milenaria que no solo le proporciona alivio físico, sino que contribuye a su desarrollo emocional y social. Se utiliza en consulta pediátrica, pero también es recomendable para que los padres –siempre con el debido asesoramiento profesional
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