El Coliseum Alfonso Pérez de Getafe fue el fiel reflejo de lo que es la Copa del Rey a estas alturas. En el comienzo del duelo apenas se congregaban en las gradas quinientos espectadores (luego se superaron los tres mil). A las circunstancias habituales del recinto, que está registrando entradas pobres esta temporada, se unió la bajada de las temperaturas (apenas seis grados a la hora del comienzo del duelo), la debilidad del rival (la Ponferradina) y el resultado de la ida (0-4), contribuyeron a hacer aún más desolador el aspecto de las gradas