A finales del siglo VI a.C, mientras los griegos inventan la democracia y se preparan para la inevitable invasión persa, algunos pioneros de la Hélade desarrollan una innovación técnica que desencadenará una revolución artística inimaginable. Hartos de las limitaciones estéticas que imponía el modelo vigente hasta ese momento de figuras negras, alfareros y pintores cuyos nombres bailan entre la historia y el mito como Eufronio, Eutímides, Fincias, Oltos, Epíctetos o el pintor de Panaitios, se deciden a iluminar sus creaciones.