En Inglaterra, ya en los años 30, la extrema derecha trató de instrumentalizar el fútbol para ensanchar sus filas. En los 70, en estos espacios, marcados por la mentalidad grupal y un nacionalismo exacerbado, se infiltraron militantes del Frente Nacional y, desde su periódico Bulldog, lanzaban consignas de a ver cuál conseguía ser el estadio «más racista de Gran Bretaña» Cuando el West Brom tuvo a tres negros, Regis, Cunningham y Batson, estalló la competición. Les hacían gritos simiescos en cada estadio y empezaron a lanzarles plátanos.