La urgencia climática se acelera, igual que la búsqueda de soluciones radicales para todo el planeta, y ahí está el hidrógeno, el elemento químico más abundante del universo. Esa misma promesa resonó tras la crisis del petróleo de 1970 y en 1990, pero no sucedió nada mágico.
El 95% del hidrógeno que se produce y utiliza en el mundo ahora mismo, acorde con un informe de Candriam, se extrae de combustibles fósiles mediante craqueo a alta temperatura y tiene unas emisiones anuales de 830 millones de toneladas de CO2