James Gallagher se sometió a un experimento de "ola de calor", monitorizado en la cámara medioambiental de la Universidad de Gales del Sur. En una sola hora (aumentando la temperatura del aire en la cámara de 21º a 40,3º C), el flujo sanguíneo hacia su cerebro descendió un 8,5% (la puntuación del test de memoria fue cayendo, ya que la memoria a corto plazo disminuye), su ritmo cardíaco aumentó de 54 a 87 pulsaciones, así como las respiraciones, de 10 a 15 por minuto, su sudoración fue de 400 ml, la temperatura de su piel pasó de 31,3 a 35,4º...